El Síndrome de Sjögren

El síndrome de Sjögren, descrito en 1930 por el oftalmólogo sueco Henrik Sjögren, es una enfermedad autoinmune sistémica que se caracteriza por afectar principalmente a las glándulas exocrinas, afectación que conduce a la aparición de síntomas de sequedad.

 

Estas glándulas son las encargadas de producir líquidos como la saliva, las lágrimas, las secreciones mucosas de la laringe y de la tráquea y las secreciones vaginales, líquidos que hidratan, lubrican y suavizan las partes del organismo que están en contacto con el exterior.

 

 El SÍNDROME DE SJÖGREN se incluye dentro de las enfermedades autoinmunes porque el sistema inmunitario del cuerpo, encargado de defenderle de las agresiones externas reacciona, por causas desconocidas, contra su propio organismo, así se producen los llamados autoanticuerpos y la lesión de estas glándulas.

 

También se considera una enfermedad sistémica, que quiere decir que, además de los síntomas de sequedad, la enfermedad puede afectar a cualquier órgano del cuerpo y producir una gran variedad de síntomas.

 

Como los diversos síntomas y manifestaciones no siempre aparecen en todos los pacientes, el SÍNDROME DE SJÖGREN puede ser una enfermedad difícil de diagnosticar, ya que estas manifestaciones deben ser valoradas de forma individual por especialistas distintos, en lugar de ser evaluadas en conjunto como una enfermedad.

En líneas generales la fertilidad y el nacimiento de niños no parecen estar afectados por la presencia del SÍNDROME DE SJÖGREN.

En el caso de embarazo son muy importantes los controles por un grupo de especialistas (el que trata la enfermedad, el ginecólogo/ obstetra y el cardiólogo) con experiencia en pacientes de origen autoinmune.

El riesgo más importante es el paso de anticuerpos a través de la placenta que pueden producir problemas cardíacos en el feto (miocarditis) o lesiones en la piel del niño al nacer.